¿Sabías que entre los 30 y 35 años alcanzamos la cantidad máxima de masa ósea y que, a partir de ahí, se produce una pérdida natural paulatina? Lo explican desde la Fundación Española de Reumatología. Así que, si pensabas que la osteoporosis era una enfermedad “de viejos” estabas equivocada/o.

De hecho, aunque afecta principalmente a las mujeres tras la menopausia (25%), también puede aparecer en la adolescencia o incluso en la infancia.
Las cifras que exponen desde la FER se sitúan en 25.000 fracturas al año producidas por esta patología y se estima que una de cada tres féminas y uno de cada cinco varones sufrirá una fractura osteoporótica a lo largo de su vida.

Pero ¿qué es exactamente la osteoporosis? Es una enfermedad metabólica de los huesos que se caracteriza, como hemos mencionado, por la disminución de la densidad y calidad del tejido óseo. En España, según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), la osteoporosis afecta a 3,5 millones de personas.
Pese a lo que pueda parecer, el hueso es un “tejido vivo” y se renueva continuamente de forma activa a lo largo de toda nuestra vida y no solo cuando existe una fractura. La regeneración ósea es un proceso dinámico que se basa en la destrucción de las partes deterioradas del hueso para luego crear tejido nuevo.

Sin embargo, cuando se destruye más hueso del que se forma o cuando hay una falta de estímulo para producir hueso nuevo, como ocurre en la osteoporosis, el equilibrio entre los dos procesos se rompe y la cantidad de hueso disminuye.

 

Síntomas

Uno de los problemas que presenta esta patología es que es asintomática, esto es, no presenta síntomas claros como ocurre con otras enfermedades, sino que los huesos se van volviendo menos compactos y más frágiles de manera progresiva, y como consecuencia se aumenta el riesgo de sufrir fracturas localizadas. Estas se suelen producir en la cadera, muñecas y columna con mayor frecuencia.

Otro de los calificativos que se ha ganado la osteoporosis es que es “silenciosa”, debido a que, en la mayoría de los casos, los síntomas aparecen después de la primera fractura, que suele producirse de forma espontánea y por pequeños golpes.

Inicialmente, la osteoporosis no afecta a la calidad de vida, pero en el momento del diagnóstico es posible que por todo lo mencionado anteriormente, la enfermedad pueda estar en proceso muy avanzado y las complicaciones clínicas sean responsables de nuevas fracturas. Son las denominadas fracturas por fragilidad las que se consideran osteoporóticas y pueden producirse en cualquier parte del cuerpo. Y es que cuanta menos densidad mineral ósea, más riesgo de fragilidad y, en consecuencia, de sufrir una fractura osteoporótica.

Este tipo de fracturas suele producirse en huesos largos, muñecas, fémur y cadera, y si no se producen complicaciones, la recuperación suele ser completa y no presenta síntomas, pero no siempre ocurre de esta manera. En ocasiones sí que aparecen síntomas, que suelen ser:

  • Dolor crónico de huesos y articulaciones que se agrava con el movimiento.
  • Dolor de espalda.
  • Deformidades en fracturas, huesos largos e incluso en la actitud postural.
  • Perdida de estatura.
  • Las fracturas de cadera en personas mayores se pueden llegar a complicar hasta ocasionar incluso la muerte.
osteoporisis-sintomas

Causas

La osteoporosis es una dolencia crónica en la que se han identificado una serie de factores de riesgo que conllevan una mayor probabilidad de desarrollarla, como son:

  • La edad. A mayor edad mayor riesgo de padecer osteoporosis, ya que disminuye la actividad regeneradora de los huesos, así como la absorción intestinal y los niveles de vitamina D.
  •  El sexo. Como hemos mencionado, las mujeres son más propensas a sufrir osteoporosis porque su esqueleto suele ser más pequeño y con menor resistencia mecánica, y sobre todo después de la menopausia. De hecho, la menopausia es uno de los factores de riesgo más importantes de la enfermedad, ya que la pérdida de las hormonas femeninas (estrógenos), supone una falta del efecto protector que proporcionan a los huesos, y un aumento en la destrucción del mismo.
  • Masa corporal. La predisposición aumenta también cuando el índice de masa corporal es inferior a 19 Kg/m2. Y es que hay una menor producción de tejido óseo nuevo para aguantar una carga menor sobre el hueso y una menor producción de hormonas femeninas por la falta de tejido graso.
  • Falta de calcio. El calcio es el nutriente más necesario en la etapa de desarrollo del esqueleto para tener un metabolismo óseo normal, por lo que su falta afectará a su renovación.
  • El sedentarismo. Supone una ausencia de estímulos como la presión o tensión muscular que son necesarios en la remodelación del hueso y un correcto desarrollo y crecimiento.
  • El tabaco. Fumar tiene un efecto directamente negativo en el remodelado del hueso y afecta también en los niveles hormonales que lo regulan.
  • Otras enfermedades. Hay dolencias, como la insuficiencia renal, el hipertiroidismo, los linfomas y mielomas, la enfermedad inflamatoria intestinal, la diabetes o la artritis reumatoide, que se asocian directamente con la osteoporosis.
  • Antecedentes familiares. Si alguien de la familia padece osteoporosis el riesgo de que otros la sufran aumenta, esto se debe a la genética que heredamos. Los genes que se han relacionado con el control genético de la osteoporosis cumplen funciones precisamente en el desarrollo y salud ósea. Entre los genes más estudiados hasta la fecha, se encuentran los genes receptores de la vitamina D y estrógenos y genes que codifican proteínas importantes del hueso como el colágeno.

Después de leer toda esta información y de tener claro que la osteoporosis puede no presentar síntomas claros, es importante acudir al médico al a mínima sospecha para evitar una detección tardía en la que la enfermedad ya esté avanzada. Lo mismo debéis hacer si tenéis antecedentes familiares ya que, como hemos visto, los factores genéticos tienen una gran importancia en el proceso de la osteoporosis.
Desde Biobooklab ponemos a disposición de los pacientes análisis genéticos de los genes relacionados con la osteoporosis, para ayudar al diagnóstico y prevención, siempre bajo asesoramiento médico.